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arte

Comienza el drama que ... (IV).-Se quedó para siempre (I).-31-12-2014

Posted by Caminante y peregrino

LA ÚLTIMA CENA.-TINTORETTO.- MANIERISMO
      Pedro no cesaba de echar la vista atrás porque en esos momentos su cabeza era un hervidero de ideas y recuerdos, ahora todavía centrados en el cenáculo. Tras el gesto de Jesús de lavarles los pies, recordaba cómo centró la atención de sus compañeros cuando le tocó a él el turno y se entabló el diálogo entre el Maestro y él mismo. Todavía esta viendo a Jesús revestirse de nuevo para ocupar su puesto en la mesa. Y…

      La cena, después del gesto de Jesús de lavarles los pies, continuó. Judas Tadeo no entendía absolutamente nada y en su interior no cesaba de intentar encontrar un significado a todo lo que estaba presenciando, pero todo ello era demasiado para él. Junto a él, Santiago, hijo de Alfeo, notó que algo le pasaba a su amigo y compañero. ‘-¿Se puede saber qué te ocurre?`, le espetó ligeramente preocupado por su actitud, dándole un vigoroso codazo en el brazo. Tras un brusco sobresalto respondió a Santiago: ‘-No te preocupes. Es que no entiendo al Maestro. ¿Por qué ha hecho esto?’ Santiago hizo un breve gesto de asentimiento. ‘Sí, -le dijo- A mí me ocurre lo mismo’.
                                        ICONO DE LA SANTA CENA
Pero no eran solamente ellos dos. Jesús se daba cuenta de que era una actitud generalizada entre sus amigos. Estuvo unos breves instantes contemplando sus gestos, sus comentarios de unos con otros en voz baja,…Súbitamente, sorprendiéndolos nuevamente, les dijo serenamente: ‘No se turbe vuestro  corazón; creéis en Dios, creed también en mí.’ (Jn. 14, 1). Las palabras parecieron resonar más en el corazón de todos que en la estancia donde se encontraban. Se dirigía a ellos de una manera especial, dando un aire de gran solemnidad en cuanto les decía. A todos les pareció captar que en el tono de su voz volcaba en todos y cada uno de ellos el afecto y el cariño que durante tres años les había demostrado. Era como si en el mundo solamente existieran ellos y su Maestro.
JAMES SEWARD .- S. XX
Pedro, no sabía por qué, se sentía atraído por los tres panes ácimos que había sobre la mesa, así como una jarra de vino y otra de agua. Nuevamente se dirigió a ellos, pero su voz era más imponente y mayestática que antes. ‘¡Cuánto he deseado celebrar esta pascua con vosotros antes de morir! Porque os digo que no la volveré a celebrar hasta que tenga su cumplimiento en el reino de Dios’ (Lc. 22, 15-16). Quedaron sobrecogidos. La emoción les impedía entender el verdadero sentido de aquellas palabras. Todos estaban pendientes de Él y sus ojos no perdían un solo movimiento o ademán que pudiese hacer. Nadie hablaba. Vieron a Jesús inclinar la cabeza como tantas veces le habían visto hacer cuando oraba dirigiéndose a su Padre. Así permaneció unos breves instantes.

LA EUCARISTÍA .- NICOLAS POUSSIN .-NEOCLASICISMO
Cuando levantó la cabeza lo vieron majestuoso. Pedro y Juan, situados a ambos lados del Maestro, recordaron la magnificencia de su Transfiguración en el monte Tabor. Ahora, todos se fijaron que alargaba su mano hacia la copa que tenía frente a Él y  tomándola, pidió a Pedro que pusiera vino en ella. Luego pidió a Juan que echase también en la copa un poco de agua. Luego, con una solemnidad desconocida para ellos, la bendijo, dio gracias y la elevó mientras de sus labios brotaba una silenciosa oración. Dirigiéndose a todos ellos, les dijo: ‘Tomad esto y repartidlo entre vosotros, pues os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el reino de Dios’. (Lc. 22, 17-18).

LEONARDO DA VINCI .- RENACIMIENTO
    Lo hicieron, pero no sabían todavía el verdadero significado de aquello. A continuación le vieron tomar la bandeja que contenía los panes ácimos entre sus santas y venerables manos y hacer lo mismo que había hecho anteriormente con el vino: levantar los ojos, elevar la bandeja con los panes y bendecirlos a continuación. Después, quedaron asombrados de lo que les dijo mientras partía el pan y lo repartía entre ellos después de dar gracias: ‘Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía’. (Lc. 22, 19).

 FRANCISCO RIBALTA .- BARROCO
       Juan estaba sobrecogido. A pesar de su juventud se daba  cuenta del encargo que les estaba haciendo: ellos debían continuar lo que Él había hecho cuando ya no estuviese, lo cual suponía una vida de entrega total y un a donación absoluta al Maestro por una parte, y a los destinatarios del mensaje por otra, pero ¿cómo iban a conseguirlo si Jesús no estaría con ellos? De repente lo vio claro. ¡¿Cómo que no iba a estar con ellos?!  ¡Si lo acababa de decir y apenas se habían dado cuenta…! Ese pan, después de ser bendecido por Él, ¡era Él mismo que se quedaba bajo la forma de pan! Y les había dado poder para que repitieran lo mismo que había hecho.

                                  WALTER RANE .-S. XX

Nuevamente la voz de su amigo lo sacó de sus reflexiones y vino a confirmar lo que estaba pensando: ‘Esta es la copa de la nueva alianza sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros’. (Lc. 22,20). Ahora les estaba diciendo que el vino también sería Él mismo: Su Cuerpo y su Sangre. Su alma y su Divinidad. ¿Quiénes eran ellos para realizar un gesto tan grandioso? Sus manos temblaban de emoción cuando tomó el cáliz y bebió de su contenido. Se sintió invadido por todo el amor del Maestro. Se vio insignificante. Por primera vez se sintió nada ante quien era Todo. Y no supo qué hacer. Ni qué decir. Sólo le quedaba esperar, a ver qué más les iba a decir…mientras dos lágrimas de profunda emoción surcaban sus mejillas. Y también de agradecimiento.

          ICONO DE LA SANTA CENA


FRA ANGÉLICO .- RENACIMIENTO

LIBRO DE LAS HORAS DE CATHERINE DE CLEVES .- S.XV

Comienza el drama que dará la Vida (III).-11-diciembre.-2014

Posted by Caminante y peregrino

ÚLTIMA CENA, ENTRADA EN JERUSALÉN  Y AGONÍA.-RETABLO.-
Tilman Riemenschneider.-GÓTICO TARDÍO-RENACIMIENTO

El mutismo de Pedro fue absoluto. Jesús, su gran amigo, le había dicho que ¡lo iba a negar…! Pero…, eso suponía echar por tierra los tres años que llevaban juntos compartiéndolo todo junto con los demás del grupo, y avergonzarse del Maestro. ¿Cómo iba a hacer semejante cosa? ‘No. Eso no tiene sentido porque hace unos instantes nos ha hablado a todos muy distinto de lo que eso supone y lo que me ha dicho a mí no guarda ninguna relación con que lo negaré’. Nuevamente retrocedió a unos instantes antes.



Ya estaban comenzando a sentarse en su puesto, cuando Tomás observó: ‘Falta Felipe, que todavía no ha llegado’. Nadie había notado esa ausencia y eso era raro, ya que todos iban juntos, en  bloque, como si fueran uno solo, pero esperaron un poco. No hubo que esperar mucho. La puerta se abrió empujada con el brío del retrasado, que notó sobre sí las miradas de todos, entre curiosas y divertidas. Todavía jadeante marchó a sentarse junto a Bartolomé. Pero duró poco la tranquilidad. Jesús hizo ademán de levantarse y ese gesto atrajo la atención de todos. Y lo que más les extrañó fue que sin mediar palabra alguna, se levantó de la mesa, se quitó el manto, tomó una toalla y se la ciñó a la cintura.


LAVATORIO DE LOS PIES.- JAMES TISSOT.- S. XIX - XX.
Pedro no daba crédito a lo que estaba viendo. ¿Qué iba a hacer? ¿Qué significado tenía? Por su mente pasó la imagen de un esclavo preparando lo necesario para lavar los pies de su amo, pero eso no encajaba con Jesús. Iba a preguntarle si le podía ayudar en algo de lo que tenía pensado hacer, pero no tuvo tiempo. Cuando le vio echar agua en un a palangana y dirigirse hacia donde estaba Juan, pensó que estaba soñando o viendo algo totalmente incierto e irreal. Él, el Mesías, se estaba poniendo en el lugar de un esclavo y cuando lo vio arrodillado frente a Juan lavándole los pies, pensó que deliraba, que debía tener fiebre. Pero siguió Bartolomé, y luego Santiago, y Andrés, y…TODOS.
      Pero cuando llegó a este momento de sus pensamientos, notó que alguien la estaba quitando las sandalias y eso lo devolvió a la realidad. Se lo encontró arrodillado ante él con la palangana llena de agua y preparada para lavarle los pies. Su reacción, además de hacer un gesta apartando los pies del alcance de Jesús, fue visceral, muy propia del Pedro acompañante del Maestro: ‘Señor, ¿lavarme tú los pies a mí? Jesús le contestó: -Lo que estoy haciendo, tú no lo puedes comprender ahora; lo comprenderás más tarde’.

       
No. Jesús podía decir lo que quisiera porque Pedro se sabía muy inferior a su Maestro y, si acaso, era él quien tendría que lavárselos a Jesús. Y, por supuesto, no estaba dispuesto a permitirlo. ‘Pedro insistió: -Jamás permitiré que me laves los pies’. Estaba muy seguro de su razón. No podía permitirlo, pero no contaba con las ‘razones’ de su Maestro: ‘Entonces, Jesús le respondió: -Si no te lavo los pies, no podrás contarte entre los míos’.
En ese momento se derrumbó Pedro. Todos sus argumentos y razones cayeron como un castillo de naipes construido en el aire. No podía permitirse el lujo de perder a su amigo para siempre. Y ‘Simón Pedro reaccionó así: -Señor, no sólo los pies; lávame también las manos y la cabeza’. Todos los discípulos tenían contenida la respiración. ¿Cómo iba a finalizar el duelo dialéctico entre el Maestro y el Discípulo? Casi todos o todos, se habían dejado lavar los  pies y no habían osado contradecir a Jesús, pero la reacción de Pedro y sus palabras todos las asumían en su fuero interno, pero ante la respuesta de Jesús a Pedro todos bajaron la cabeza avergonzados y entendieron absolutamente la respuesta de Pedro.

LAVATORIO DE LOS PIES A LOS DISCÍPULOS.- GÓTICO.-
NÔTRE DAME, DE PARÍS
Lo que Jesús fue explicando a continuación les hizo olvidar la cena. Su atención estaba centrada totalmente en Jesús y no perdían ni una tilde de sus palabras. ‘Entonces dijo Jesús: -El que se ha bañado sólo necesita lavarse los pies, porque está completamente limpio; y vosotros estáis limpios, aunque no todos.’ No pasó desapercibido ese final, esa salvedad última, pero ¿qué significaba? Era una noche de sorpresas y dilemas. ¿Qué había querido decir con que ‘alguno de ellos no estaba limpio? ‘Sabía muy bien Jesús quién lo iba a entregar; por eso dijo “Vosotros estáis limpios, aunque no todos”. Después de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a sentarse a la mesa y dijo a sus discípulos:

LAVATORIO DE LOS PIES A PEDRO.-
Mosaïque du monastère Nea Moni de Chios .-S. XI
-¿Comprendéis lo que acabo e hacer con vosotros? Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y tenéis razón, pues lo soy. Pues bien. Si yo que soy el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, vosotros debéis hacer lo mismo unos con otros. Os he dado ejemplo para que hagáis lo que yo he hecho con vosotros’.
      Nadie los allí presentes se acordaba de la cena. Lo que Jesús les estaba diciendo les abría los corazones y se estaban dando cuenta que el mensaje que les estaba transmitiendo era que de ahora en adelante iba a tener una continuidad a través de todos ellos y, posiblemente, los demás discípulos de Jesús. Pero ¿qué iba a hacer el Maestro mientras tanto? Porque más de uno recordó lo que le dijo a Pedro: ‘Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora; algún día lo harás’. En cuanto a Pedro, ahora iba entendiendo algo. Ahora se estaba convenciendo todavía más de la grandeza y Mesianidad de su admirado amigo. Pero seguía teniendo muchas lagunas en su entendimiento.


El gesto del Maestro que habían presenciado, así como la explicación que les había dado posteriormente era absolutamente inédito en él, pero es que ignoraban que ‘Jesús, sabiendo que el Padre le había entregado todo, y que de Dios había venido y a Dios volvía’, realizó este gesto por el enorme significado que tenía e iba a seguir teniendo en el futuro. Era absolutamente consciente de ‘su hora’, para la que se había encarnado, nacido y vivido entre los hombres y mujeres de su tiempo, había llegado. Era el momento de devolver a los hombres y mujeres de todos los tiempos la dignidad perdida en el paraíso.

Les dejo ahora con unos cuantos cuadros más de este tema. El tema de la Última Cena es riquísimo por la abundancia de artistas, especialmente pintores, que le dan su impronta, su visión. Les deseo que los disfruten.


LAVATORIO DE LOS PIES .-ICONO

JESÚS LAVA LOS PIES A LOS APÓSTOLES.-Pietro Lorenzetti .-GÓTICO

JESÚS LAVA LOS PIES A PEDRO.-Ford Madox Brown.-S. XIX

JESÚS LAVA LOS PIES A LOS APÓSTOLES.-Duccio di Buoninsegna.-GÓTICO

LAVATORIO PIES.-Del Parson.-S. XX